ARENA
Nunca disfruté de tu orilla
y hoy es tarde en alta mar,
tantos atardeceres choqué contra tu roca
en mi obstinación por no dejarte marchar;
transformándome sin verlo
en fina arena apergaminada,
a remojo y entre suspiros
desde dentro de un latido
de fría agua salada,
perdida en la irrealidad de visionar
y adivinar
si la marea está alta o baja.
Tu cueva ya no me sirve
y la luz del faro se me queda en nada,
apenas percibo sombras
en esta noche extraña.
Quiero un azul como el de antes,
quiero un amor de Alborada.
© Lucia Navarro Luna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario