LLÉVAME...
Consuelo de mis dolores,
¡oh relajación de mis llantos!
sólo tú puedes llevarme
a donde él se ha marchado.
Ya sólo tú puedes darme
el consuelo y el descanso.
Porque sin él ya no vivo,
luz de mis ojos, voz de mi canto;
porque sin él ya no amo,
dulce melodía que mis oídos han escuchado.
Porque sin él ya no lloro
pues mi alma se ha secado,
porque sin él ya no siento;
mi corazón también me ha dejado.
Lo que nadie aún conoce
es que la vergüenza había olvidado,
más importante era estar con él
que la honra que tanto tiempo había protegido y admirado.
¡Qué importa ya!
Si ya él no está, hoy ya todo ha terminado,
yo vivía sólo por él
y él ahora se ha marchado.
Solo es el recuerdo de una sombra
que me oprime aquí al costado,
un vacío donde un fuego
me incendiaba desde dentro
cuando, hace unos minutos,
todavía estaba a mi lado.
Hace nada aún me abrazaba
ahora me ha dejado
¡oh consuelo de mis dolores,
Oh relajación de mis llantos!
© Lucia Navarro Luna.
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