lunes, 25 de noviembre de 2013




'CORTÁIS' es una mezcla densa de decepción, amor rematado, humillación, rabia sorda, ira ciega... y asco. Porque él no ha resultado ser quien pensabas que sería, porque a su lado necesitas que te protejan del que pensabas que te protegería del mundo... y de tí misma, porque no te reconoces a tí misma, porque te has dejado convertir en una de esas mujeres 'tontas' a las que criticabas duramente y eso 'a ti no te iba a pasar nunca'. Y mírate... Ni sombra de quien pensaste ser, con miedo de hablar, con pánico de escucharle, con terror de que entre por la puerta o suene por el teléfono. Asqueada de ofensas, manipulaciones e insultos velados... en privado... y en público, que luego negará -por supuesto, te lo imaginas tú-. Asqueada de sus mentiras y comparaciones. Asqueada de que se aproveche de lo que le contaste cuando pensabas que era tu amigo, y no tu enemigo, para lanzarlo contra tí. Asqueada de que hagas lo que hagas te termine encontrando y comience otra nueva persecución que ya sabes que empieza con mentiras y acaba con una nueva gama de humillaciones -claro, no va a repetir, ya te dijo que no lo haría más-. Y derrotada. Derrotada porque el cuento se esfuma... el príncipe no existe... y el zapatito de cristal se ha roto y se te clavó en el alma.

No volverás a ser la misma. Jamás. Te ha roto a la niña interior. Pero también ha matado a la frívola que quería arreglar el mundo de las princesas de zapatitos rotos desde los suyos propios. Ya no las juzgaré nunca más, ahora las entiendo. Y no me dan lástima: las admiro. Hay que ser muy mujer para pasar ese infierno de miedos, chantajes, persecuciones y resistencia a perder lo que has querido tener siempre.

Un infierno que sólo termina el día que COMPRENDES que esperas que otra persona supla un vacío insoportable dentro de tí. Ese vacío viene de atrás, es anterior a esa persona, y hay que volver allí en el tiempo. Amarte... Amar a lo que te falló. Entenderlo. Porque esa otra persona posterior, y todas las personas posteriores que lleguen detrás, no tienen ni tendrán el poder de llenar lo que otra causa te provocó.

¿Qué saqué de toda esa historia más que tóxica? Un mensajito para él...

Jamás te voy a estar agradecida, pero tu parte animal me ha vuelto más humana. Y la mujer que soy hoy... me gusta!




CORTÁIS

Ojos soñadores... hoy cortáis.
Hace tiempo que dejasteis
de acariciar
para volveros insultantes,
utilizando lo que hubiera
para herir y rasgar.

Ahí sí encontrasteis creatividad!

No obstante te cuesta entender
que la magia marchó
donde la valorasen más.

De repente, o no... no sé...
fue mirarte a los ojos
y ya nunca más

      recogerte una tela,

                            una aguja

                                    ni un cristal.


© Lucia Navarro Luna.

sábado, 16 de noviembre de 2013

'En Mi Mejilla' es un abrazo hecho palabras, un guiño hecho grito... grito de felicidad; la felicidad de quien ya atravesó su infierno y puede disfrutar... no sólo de su propia dicha sino de la infinita felicidad que estalla en el pecho en mil sensaciones al ver los ojitos brillar de quien en tu infierno estuvo a tu lado.

  Este poema nació por Verónica Sabater Calero, Rita Navarro Luna, Araceli Climent Gallego y Magdalena Gorba Miralles. AMIGAS... y HERMANAS.

  Con el tiempo, y como soy así de afortunada, se ha hecho extrapolable a otros ángeles que la vida ha puesto en mi camino, como mis Verónicas, mi Salomé, mi Carmen, mi Raúl, mi Vicente, mi Pau, mi Ángels... y un largo etcétera que lo dejaron todo por estar a mi lado y sostenerme en sus brazos, y verlos hoy con su mirada brillando como los diamantes me arrebata y me eleva...

GRACIAS, CHIC@S...!!!



EN MI MEJILLA

Por las noches de desvelos
y las tardes despiadadas,
las mañanas sin sol
donde tú me lo pintabas.

¿Recuerdas el frío suelo?

Yo recuerdo tu mano en mi mejilla,
el chiste solapando una lágrima sentida,
las tardes bebiendo conmigo
y tu mirada perenne en la mía.

Amiga sin precio,
tantas veces inmerecida,
tú sabes quién eres para mí,
y mi alma, hoy serena,
anda alborozada con tu dicha.
Por tanto como me has regalado,
por tu ternura y paciencia a mi ingrata cobardía,
por esos brazos
que me han hecho sentir
cobijada y recogida.

Firme refugio y segura guarida.

Tú sabes quien eres,
más que una hermana,
más que una amiga.
La prueba de que un corazón
puede tocar una mejilla,
                 sin pedir,
                              porque sí,
porque es de una alma
grande y limpia.

 © Lucia Navarro Luna.